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De una promesa, surgió mi resurrección.

lunes, 5 de agosto de 2013

Elegía a las trece rosas.

Un día como hoy, hace 74 años, la Guerra Civil ya había tocado a su fin. Sin embargo, la represión franquista se hacía más y más presente en la sociedad, pues era con el terror con lo que pretendían gobernar a un pueblo roto. En la madrugada del 5 de agosto de 1939, en un paredón, eran asesinadas las llamadas trece rosas, por reclamar lo que hoy nos parece totalmente normal, la libertad. 
Eran niñas en su mayoría, que habían hecho de tripas corazón para luchar por lo justo y sufrieron la peor de las consecuencias. Muchas son las palabras que dejaron a sus familiares en las últimas horas que tenían antes de perder la vida ante la metralla. Sabían que eran inocentes, que no podían ser culpables de pedir lo que hace a los hombres y mujeres personas. Julia Conesa (una de ellas) escribió "Que mi nombre no se borre de la historia" y a fuego han quedado grabados los nombres de los que perdieron la vida en el trágico conflicto entre las dos Españas.
Cabe decir que meses más tarde, se les unió una última rosa, Antonia Torres, fusilada en febrero de 1940.


Si de rojo se tiñesen
y todos los mares enfurecieran,
trece rosas despertarían
de la más vil de las tragedias.

Porque reclamando libertad,
con gritos en alza,
cayeron las trece damas
por pedir lo que se proclama.

Cuanta historia un muro,
podría esconder tras de sí.
Un disparo las calló en vida,
más la fuerza hoy se aviva.

Coger las riendas,
recuperar la herencia
de lo que muchos lucharon.
No callar y jamás aislar.

Y con el puño en alto,
denunciar lo que nos priva,
aquello que mata 
a la libertad a la que se aspira.

Si mi rabia se contara,
serían lágrimas la medida.
Por no poder hacer más que contemplar
y mirar la destrucción en cada lugar.

Si levantas la vista
y ves cuantas cruces hacen el camino de los justos,
gritarías por todos y cada uno.

Por las balas malgastadas,
por la metralla no poética.
Por los que una vez gritaron,
y perdieron la vida en ello.

Por la historia,
que es pasado.
Por lo que ha de venir,
el futuro.

No olvidar jamás,
a quién dio su vida,
por la causa justa.

A quién el sueño,
mantuvo despierto.
A quien la pesadilla,
les produjo el silencio eterno.

A quien la juventud,
les hizo sabias.
Trece rosas de mi alma.


Carmen - Martina - Blanca - Pilar - Julia - Adelina - Elena - Virtudes - Ana - Joaquina - Dionisia - Luisa - Victoria



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Un escritor es,
un hombre que establece su lugar
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Abelardo Castillo.