Me ronda por la cabeza
la idea de unos versos,
que con tinta indeleble,
tienen a fuego grabado
palabras de desasosiego.
No conocer e ignorar,
perecer en el pensar.
Correr y caer...
Eso, parece ser el querer.
¿Soy dueña acaso yo de tu cambio?
El corazón en vilo me tienes,
la duda corroe mis entrañas
y solo salen de ellas,
verdades como balas.
Clavadas en mi costado resuenan,
palabras del pretérito con sentido futuro.
Las promesas se perdieron.
Mi sueño, quedó moribundo.
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Un escritor es,
un hombre que establece su lugar
en la utopía.
Abelardo Castillo.