Por otro lado la independencia repentina ha ocasionado que abandone "Mis trazas de papel", pero eso no significa dejar de escribir, la poesía tiene esa ventaja. Es compatible en al vida y en el sueño, es inspiración momentánea o trabajo arduo.
A punto de marchar de mi pequeña isla y no ver el océano cada mañana, surgió este poema que veo la necesidad de explicar. Aunque al final siempre el producto estará al gusto del consumidor.
Mi primer trueno,
llegó la noche
que la soledad hizo suya.
Más interna que externa.
Más intensa que extensa.
Menos mía y más tuya.
Hundí mi cabeza
en litros de sal.
Era agua,
lo que mis venas albergaban.
Agua, y litros de sal.
Nueve semanas y media,
ese es el tiempo
en el que pierdo la respiración.
Es el momento,
en el que mi piel cela el sol.
Es un moño para el calor.
Es un abrigo para la desolación.
Es un anillo comprometido
a recoger tus pedazos.
Pero ya son quinientos cristales,
en mi regazo.
Hundí mi cabeza en sal,
pues solo quería volver a la profundidad.
Pintar más en el alma
- que en el lienzo.
Cantar más que en la lluvia
- en el trueno.
Quería bailar
más que en el suelo,
junto a la luna.
Siempre alrededor,
de su cara más oscura.
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Gracias por decirme lo que piensas.
Un escritor es,
un hombre que establece su lugar
en la utopía.
Abelardo Castillo.