Te lo diría,
que estoy enamorada
de tu sonrisa.
Esa, que desde lejos
me dedicas,
inconsciente tú de
ello.
Te lo diría,
que tus manos, son
música.
Y que mi oído es un
yonkie de la armonía.
Y que mi boca tararea
mil veces tus melodías.
Te lo juro,
no si es por ti.
Pero siento ganas de
devorar nuevas notas.
Tú, desconocido.
Tú, músico.
Te lo repito,
no se si la
inconsciencia,
abarcará jamás alguna
paciencia
del golpeo de tus yemas,
sobre mil tecas
negras.
Y te lo digo,
claro,
sin rodeos.
No se si eres tú,
o que me he tatuado un pentagrama en el
pecho.
Que me impide dejar,
-o abandonar-
No si es verte lo que
me inspira,
o que me inspiro para
poder verte.
Pero sueño con algún
día,
armonizarte un
arpegio,
para que sea tu ser
el que lo traiga a la
vida.
El que me invite a
una sinestesia,
en la que oír y amar
son sinónimos.
Si vuelves,
no me abandones.
No como la última.
Te encerré durante
mucho tiempo.
Disfruta de este
cielo,
que hoy se abre anti
ti.
Te lo digo.
Te lo prometo.
Te lo juro.
Compondría mil
versos,
si ellos sonasen de
tu alma.
Perdona por
abandonarte,
privarte del sonido.
Tu espalda yo me ciño
hoy a mi pecho.
Querido, siento todo
este tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por decirme lo que piensas.
Un escritor es,
un hombre que establece su lugar
en la utopía.
Abelardo Castillo.