Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
De una promesa, surgió mi resurrección.

lunes, 21 de octubre de 2013

Sóplame en el alma.


Dos desconocidos,
que llegaron a verse.
A rozarse en la avenida,
a flotar en sus abrigos.

Un regazo,
sosteniendo a otro.
Dos desconocidos,
solo eran eso.

Eran fruto,
eran manzanas.
Eran calor,
eran serpientes envenenadas.

No latía un corazón,
eran dos desconocidos,
que custodiaban únicamente
solo un espacio y tiempo.

Era un estremecer de hombros,
una culpabilidad entera,
las que danzaban por sus caderas.

Las que llevaban a lo oscuro,
al miedo más profundo.
A caer en la piedra,
bajo los zapatos morados.

Hipérbole en su amplitud,
para lo más nimio.
El poeta vive en versos,
aunque estén descompuestos.

El día que me encuentres,
tendrás que cavar hondo.
Soplar el polvo
de la astilla de hueso.

E incluso sacudirme ,
haciéndome temblar
los hombros y el pecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por decirme lo que piensas.

Un escritor es,
un hombre que establece su lugar
en la utopía.

Abelardo Castillo.